Aprendizaje y desarrollo motor

Descripción

La motricidad es la capacidad que posee cualquier ser vivo para generar movimiento por sí mismo, incluso antes del nacimiento y hasta la muerte. No podemos concebir vida humana sin movimiento. El movimiento es la clave de relación del ser humano con el entorno físico y social.
Desde una perspectiva filogenética, la motricidad ha condicionado la evolución de la especie y su estilo de vida. En el paleolítico, la motricidad era una necesidad asociada al hombre cazador. Para hacernos una idea del potencial motriz que tiene el ser humano, apuntamos que el hombre paleolítico invertía en el movimiento aproximadamente siete mil calorías diarias. Posteriormente, la evolución hacia el homo sapiens se asoció a la desaparición del nomadismo y al desarrollo de recursos tecnológicos que facilitaban la satisfacción de sus necesidades básicas, disminuyendo el esfuerzo motriz y la riqueza de la motricidad más gruesa.
A pesar de dicha evolución, la motricidad sigue determinando la calidad de vida del individuo. El movimiento permite al ser humano adquirir conocimiento, mantenerse saludable, sentirse bien con uno mismo, divertirse, establecer relaciones con los demás y con el entorno, expresar emociones, sensaciones o necesidades. En definitiva satisfacer las necesidades básicas de relación, producción y subsistencia.
Actualmente la sociedad tiende al sedentarismo extremo y la tecnología cubre gran parte de las necesidades básicas de producción. En este escenario, donde las experiencias motrices espontáneas son cada vez más escasas, se genera la necesidad de promover una motricidad que mejore las posibilidades motrices del individuo desarrollando el potencial motor para el que filogenéticamente está diseñado.
Conocer las teorías sobre aprendizaje y desarrollo motor fortalece la base del profesional en ciencias de la actividad física y el deporte en la toma de decisiones y en la reflexión sobre la práctica.

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